Si hay algo que no soportamos los runners por encima de cualquier otra es simplemente no poder correr, cuando la causa es lo suficientemente poderosa para no hacerlo entonces es todavía peor.
Y si cuando corres te duele algo, tienes dos opciones, seguir, pensando que pasará, o tener que parar.
Pero es que no todos los dolores o sensaciones son iguales, no es lo mismo un flato, por ejemplo, que un dolor intenso en la rodilla y que te obliga a detenerte.
Cada uno de nosotros ya conocemos nuestro cuerpo y como se comporta cuando corremos, o eso en teoría, porque cada vez vas descubriendo cosas nuevas.
Llevo un par de días con molestia en la rodilla operada, la de los meniscos, la del cruzado… cada vez que esto ocurre me da una cierta «paranoia» porque considero que es la rodilla mala, la débil, la que debo proteger.
Tras unos días de reposo he intentado correr y el resultado no ha sido bueno, una vuelta y parón… sensaciones extrañísimas, con lo que me meto en el gimnasio.
Ahí hago elíptica, es lo que nunca falla en caso de lesión y después máquinas para fortalecer la musculatura, cuádriceps y bíceps femoral, con un peso moderado.
Los estiramientos los he podido hacer con normalidad, con lo que el juego de rodilla, el movimiento, es totalmente correcto.
Escucho mi cuerpo y creo que optaré por unos días de más calma en cuanto al ejercicio físico, sesiones suaves, algún paseo y esperar a que las cosas se vayan recuperando poco a poco.
No es nada grave, es lo de siempre, una rodilla que ya está tocada de por sí…
