Este verano estoy siendo condescendiente conmigo mismo, tal cual, cada vez que salgo a entrenar hay una parte de mí que dice algo parecido a «míralo pobrecillo…» pasando un calor de mil demonios, con una humedad sofocante, venga va un 5000 y se acabó.
Igual no hago bien, pero no me exijo mucho, con estas temperaturas cualquier resultado es una proeza.
Hoy igual… de calor y de humedad, pero esperando una Dana, vamos que tormentón al canto que se avecina y en la pista me daba hasta cosa correr, mientras miraba el cielo encapotadísimo y me preguntaba en que momento descargaría aquello para salir corriendo (esta vez de verdad) y refugiarme en el gym.
Por suerte por la mañana no ha caído ni gota y he podido entrenar (bueno, entrenar…) unas vueltecillas, mucha paciencia, para meterme en el gimnasio, a la elíptica y a las máquinas a recuperarme del sedentarismo un rato.
A ver mañana como amanece…
