Yo soy de entrenar por la mañana, es cuando me encuentro mejor, cuando tengo la energía a tope y cuando la temperatura es más agradable.
Pero cuando si la alarma suena a las 5:45 y en ese momento no me quiero despertar, entonces lo del entreno se complica un poco, vaya que se tiene que posponer para después de trabajar.
Soy consciente de que entrenar por la tarde en agosto conlleva un contratiempo importante que es el del calor, especialmente si lo hago a las cinco de la tarde.
Y sí, tal vez podía esperarme a salir a partir de las siete, que sería lo más prudente, para ver si bajan unos grados la temperatura, pero es que si me espero mucho entonces me lo pienso y la pereza me invade.
Por eso, justo tras mi jornada laboral y sin pensarlo me he escapado directo a la pista de atletismo.
Si ayer hacía calor pero al menos el cielo estaba encapotado, hoy el sol si que estaba en todo su esplendor con lo que la sesión ha sido durísima.
Y por mucho que vaya con la gorra… ha costado un mundo.
Total para conseguir correr 4km. de «mierda» a un ritmo igualmente discretísimo y con la sensación de no poder más… y sí, parando de vez en cuando a beber agua y haciendo un esfuerzo por continuar.
A pesar de eso, al final te quedas en paz, hidratación post entreno y ducha para sentirme renovado.
A ver si soy capaz de madrugar y de hacer entrenamientos algo más decentes, pero de momento por lo menos cubro un poco el expediente estos días.
En un par de semanas la primera carrerita, un 5K, y reconozco que otros años he llegado bastante más a punto que este…
