Os explico mi experiencia con la operación de las hernias inguinales.
Al final la semana previa a la intervención no salí a correr ningún día, no encontré la motivación para hacerlo con la cabeza puesta ya en el día D.
El preoperatorio consistente en un electro y una analítica de sangre días antes no fueron absolutamente nada, fue a primera hora y pude estar puntual en el trabajo.
Para la operación, el viernes, tuve que estar en ayunas, fue duro no comer ni beber nada ese día, además que hubo una lluvia constante toda la jornada y muchísima humedad.
La intervención fue por la tarde, una vez ingresé la espera se me hizo un poco interminable, supongo que durante todo el viernes me estuve mentalizando, yo, que soy un pelín hipocondríaco me decía a mí mismo que todo iría bien, como una especie de mantra interior.
La amabilidad y profesionalidad de la clínica donde me operado es excelente, así que no hay nada que temer.
Me ponen la vía, me dan un ansiolítico (que creo que enseguida me hace efecto) y para el quirófano.
Ahí, el antibiótico previo y para adentro.
Me van preparando para el tema, me entero un poco a medias ya que estoy grogui, recuerdo que me ponen como unos electrodos en la cabeza (o algo así) y que me preguntan en qué soñaré… unas vueltas a la pista de atletismo… me hacen respirar con unas mascarillas un par de veces y ya no recuerdo nada más.
Una voz inmediatamente después que me comenta que ya estoy operado.
Tengo tanto calmante encima que no siento nada.
Me quedo 24 horas en la clínica, en revisión, calmantes y demás, tardo un poco en tener que eliminar la anestesia, pero todo bien.
Al día siguiente me doy cuenta de que me duele si me muevo, es normal, tengo un apósito enorme que me cubre el abdomen, ya una vez en casa observo los tres cortes que tengo, con sus puntos, me duelen un poco, pero parece que todo está ok.
Ahora toca reposar, no he escrito hasta hoy que por fin me he visto con fuerzas para hacerlo, tratamiento a base de ibuprofenos y paracetamol y una paciencia infinita…
El dolor me acompaña cuando me levanto, ir al baño tampoco es demasiado fácil, supongo que irá mejorando a medida que pasen los días.
Tengo muchas ganas de retomar mi vida normal, pero para ello deberé hacer caso de la doctora, así que vamos a ir partido a partido, poco a poco, piano piano…