Una de esas cosas que suelen ocurrir, a veces hay contratiempos, y no puedes salir a entrenar, en mi caso dos días seguidos sin entrenar, que como afirma Haruki Murakami «No descansar dos días seguidos, aunque el tiempo total dedicado al entrenamiento disminuya, es la regla básica durante la fase de preparación», hace que correr de nuevo sea como volver a empezar.
Para mí hoy ha sido eso, volver a empezar, porque dos días se notan, y sabía que lo fundamental era tirar millas, independientemente del ritmo, de hecho, mejor si corría a un ritmo tranquilo, por debajo que lo que estoy acostumbrado.
No era cuestión de hacer 20 ó 25 minutos a tope, o tener que ir parando y volviendo de nuevo.
Lo de hoy ha sido carrera continua de manual, 9km. en unos 46 minutos… casi 47, ya llegarán las marcas personales o las series de velocidad, pero eso será otro día, hoy tocaba constancia, pura y dura, incluso en algún momento pensaba si intentar hacer un medio maratón en pista, pero luego he caído en la cuenta de que tengo una jornada laboral por delante, y aunque sea sentado, mejor no pasarme.
Hablando de ritmos de carrera, es una de esas cosas que me repatean últimamente, la obsesión del reloj, creo que es impensable una sesión de running sin registrar, incluso sin publicar… antes si que lo hacía, la típica sesión por sensaciones, con un reloj de esos baratos, marca Casio, cronómetro sin contar distancias ni nada, y echando un calculo más o menos a ojo al finalizar el entreno, echo de menos eso.
Tras los 9km. arrastrándome como una tortuga por el tartán de la pista de atletismo, estiramientos y al gym a darle a las máquinas, que también hacía tiempo que no me pasaba por allí y ya tocaba.
Ahora dos días más de esos raros, con cambio de horario en el trabajo y en los que tocará cambiar de hora de entreno, ningún problema, es cuestión de adaptarse y sino siempre me quedará el fin de semana para intentar arreglar un poco la semana.
