12 de octubre, jueves, festivo, una buena oportunidad para hacer puente, pero no en mi caso, mañana me toca trabajar, pero hoy no tengo que hacer nada y puedo aprovechar para hacer un kit kat, para llenarme de buenas vibraciones, y así afrontar mañana el último día laboral de la semana como un lunes-viernes.
Tenía en mi cabeza mil posibilidades, muchas opciones, que si pillar coche para desplazarme, madrugar como siempre… al final ha salido algo improvisado por Reus, sin más pretensión que correr, y aunque me hubiera gustado hacer más distancia, me siento más que satisfecho con lo que finalmente me ha salido.
Lo importante, como siempre, son las sensaciones, al final si vas más rápido o más lento, si paras o lo haces de un tirón, cuando entrenas, casi es lo de menos, cosas como el subidón que te da que coincida un sprint con un temazo que justo suene en tu playlist, no tiene precio, o que veas como sale el sol, la brisa fresca tocándote la cara o descubrir un rincón, por donde has pasado mil veces, pero no te habías dado cuenta hasta hoy, esos pequeños detalles son los que valen la pena de correr.
Detener por un momento el crono del Garmin y hacer unas fotos, grabar un vídeo, dejar constancia de lo que estás haciendo en ese momento e inmortalizarlo de alguna manera…
Al final me quedo con eso, con esas buenas vibras que produce correr, con esa sensación de ir a tope, de cargarse de endorfinas, de ver como algo tan simple, te da la felicidad, que agradecido es el running en días como hoy, en el que te puedes aislar de las catástrofes del mundo por un momento y crear algo distinto en tu mente.
8 km. y medio (un poco menos de eso) y el día ya ha tomado color y ya veo las cosas de otra manera.
A nivel de entrenamiento, sigo persiguiendo la idea de mejorar mis ritmos, me va a costar un poco pero valdrá la pena continuar y no rendirse, hoy por ejemplo la hernia se ha comportado, pero la rodilla derecha me ha hecho el tonto, que le voy a hacer, soy humano y hay cosas que no dependen de mí.
