Normalmente en enero no solía correr ninguna media maratón, y solía ser un mes en el que, tras la San Silvestre, servía para ir preparando un poco lo que tenían que ser carreras que comenzaría a hacer en marzo o abril.
Claro, que esta filosofía que tenía de competir sólo si me veía muy bien, la he ido cambiando por otra consistente en intentar hacer más carreras, aunque no esté al nivel que me gustaría, pero con la intención de que me sirvan para mejorar.
Eso es precisamente lo que me ha pasado en este medio maratón.
Tras la San Silvestre, el nivel de los entrenamientos tampoco ha sido muy elevado, y he hecho rodajes cortos, y sin demasiada calidad (a excepción del día 10 de enero que salió algo más que aceptable), si a eso le sumamos el hecho de llevar cinco días sin rodar, pasa lo que pasa cuando se compite.
Aunque en un principio mi idea era la de hacer una buena carrera y quitarme la espinita que tenía de no haber hecho la de Tarragona en noviembre, al empezar a correr los primeros kilómetros, me he dado cuenta que simplemente no estaba con la forma que quería, ni más ni menos.
Por esta razón, aunque el tiempo final (1h. 35′), esté tan lejos de mi record, y me haya entrado un poco de «pajarón» en los 5 km. finales, doy por buena la carrera, porque es la primera media del año, y todavía queda mucho tiempo para bajar marcas, y porque las condiciones tampoco han sido tan buenas.
De la Mitja Marató de Terrassa, decir que me ha gustado bastante todo, aunque hay aspectos a mejorar en la organización, claro que, organizar una media, una carrera de 5 km. conjunta, con tantos corredores, nunca es fácil, y la única pega que le he encontrado es la cola de los dorsales…, por lo demás, genial, a nivel de regalos, incluso, con un polar, camiseta, toalla, y muy buen final, con botifarrada, bebidas, y plátanos incluidos.
Posiblemente una carrera que volveré a repetir, aunque ya veremos si será el año que viene.