Esta mañana he vuelto a la playa, ayer me quedé con esas ganas de más, de que tal vez podía haber hecho un poco más de distancia…
Y en el mismo punto de partida he comenzado a trotar, he ido a ritmos todavía más suaves, pero a ritmo constante, he vuelto a parar de nuevo (batería agotada en el adaptador bluetooth) pero de nuevo, igual que ayer, al llegar a los 8km. he decidido parar.
Correr en verano te produce ciertas sensaciones que son difíciles de encontrar en otras épocas del año, la principal es que, por lo menos el clima mediterráneo, es de altas temperaturas y también mucha humedad, lo que supone sudar bastante, con el peligro que eso puede suponer (golpes de calor, hidratación…).
El paseo marítimo está más concurrido, esto tampoco encuentro que sea un aspecto negativo del todo, la sensación de soledad un día cualquiera de la semana, un lunes, a las 7 de la mañana, por ejemplo, no la vas a encontrar ahora.
Como cuesta más correr, es un handicap a la hora de cumplir objetivos exigentes ya sea de distancia o de ritmo, de hecho cuando he llegado a los 8, me he dicho a mí mismo «venga Xavi, ya está» como pidiéndome a mí mismo disculpas por la pequeña tortura sufrida.
Y todo ello si tenemos en cuenta que mi idea era la de correr 10km. mínimo y a partir de ahí mirar si podía alargar un poco más, pensando quizá en un medio maratón, pero que va, si no doy para más tampoco me voy a automachacar por ello, a veces me gustaría tener mejores registros, pero supongo que a parte de paciencia, también hay que aceptar las cosas como son, sin más, y como siempre no perder de vista que esto de correr, por mucho que me encante, es una afición, y que el objetivo principal es pasarlo bien.
Con esa premisa, de pasarlo bien, he conseguido, otro día más, cargar las pilas para el resto de la jornada.