Hoy no hay running, de hecho llevo unos días de «parón», no es por el calor, ni por el trabajo, la razón se encuentra en que esta vez me lo ha pedido el cuerpo, cuatro días de descanso atlético, de parar para volver a empezar.
De hecho llevaba una buena racha de entrenamientos, participé en una carrera la semana pasada y esta tenía que volver a estar bastante bien, pero al final, el mismo viernes, que tenía previsto ir a la pista de atletismo, me lo pensé y no fui.
En toda planificación debe haber días de descanso, normalmente la planificación, si se hace bien permite que estos días sean tras sesiones más intensas, pero últimamente tampoco planifico mucho y voy sobre la marcha.
Cuando sí he hecho y seguido planes de entrenamiento, y tocaba parar, me sentía extraño, era una parada forzada, porque sí tenía muchas ganas de correr, pero sabía que lo correcto era seguir el plan para poder superar con más o menos éxito la siguiente sesión.
Pero esta vez he parado porque he sentido la necesidad de hacerlo, dejar las pulsaciones en reposo.
Ni siquiera he tenido en consideración lo del entrenamiento invisible, el día de descanso me he limitado a hacer justo eso, descansar, en el sofá de casa, como podría ser en la playa o bajo un árbol en el campo, da igual, lo importante es que así recargo de verdad las pilas.
Ya han pasado cuatro días, y creo que de esta manera he conseguido desconectar lo suficiente del mundo de correr, para estar mentalmente preparado para volver a empezar, espero que incluso mejor, pero eso ya será mañana lunes.