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El día que «falló» el Garmin

Ayer sesión de entrenamiento a mediodía, antes de comenzar las vacaciones, todo iba más o menos bien hasta que llegado al km. 5 decido parar el crono, me rasco la espalda, y justo en ese momento veo como la actividad se descarta… seguramente le ha dado sin querer y por tanto sin guardarlo.

Se puede decir que ha sido el día que falló el Garmin, aunque en realidad he sido yo el que le he dado sin querer a la opción equivocada, debería haber algún sistema de recuperación para estos casos.

La parte positiva es que puede añadir manualmente el entreno tanto en el Garmin como en Strava, por lo menos para que quede constancia y así tener en cuenta en mi peculiar registro lo que he hecho.

Obsesionados por el reloj

Si hay algo de lo que me doy cuenta es que a veces estamos algo obsesionados por nuestro reloj, por ver el ritmo que llevamos, el que hemos conseguido, el pulso, la distancia… todo bajo control.

A veces paso de mi Garmin, me da igual, corro y listo, pero otras miro de reojo si voy más o menos rápido para ver si debo apretar o aflojar según el caso.

Hace unos años (bastantes…) todo era muy distinto, recuerdo entrenos apuntados con boli en la libreta que tenía, en la que constaba el tiempo que había estado trotando y un cálculo, un poco a ojo, de la distancia que yo pensaba que había conseguido, según el ritmo al que normalmente solía ir.

Hoy casi es impensable salir a correr sin registrar todo, se me haría un poco raro…

 

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