Hoy ha vuelto a llover. La verdad es que la mitad del entreno de hoy ha sido entre gotas de lluvia, rodeado de vegetación, y con un terreno muy irregular, con cuestas totalmente verticales, en las que correr se hacía imposible, y era necesario aflojar el ritmo por miedo a perder el equilibrio o a tropezar con alguna piedra.
He acabado bastante agotado, quería hacer una hora, pero con cuarenta y pico minutos estoy más que satisfecho.
Tras entrenamientos como el de hoy, luego cuando corro en la ciudad, o en carretera, la verdad es que me siento mucho más cómodo.
Menos mal que en mayo vuelvo a vivir en Tarragona, y así podré hacer entrenos más planos cuando trabaje de tarde, aún así, seguramente haré alguna que otra escapadita al campo.